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Iglesia Ausente

Por: Alejandro Fernández y Gustavo Toro
Señor director:
A propósito del debate público sobre la pertinencia de abrir los centros comerciales este próximo Viernes Santo, nos gustaría aprovechar la oportunidad para aportar una reflexión que consideramos que ha estado ausente en el debate público: el impacto de la religión y de la Iglesia en nuestra sociedad, y particularmente en la realidad que enfrentan las poblaciones más vulnerables del país.
Durante años fuimos testigos de cómo la parroquia de La Bandera, en San Ramón, era un espacio de acogida para niños y jóvenes. A través de masivas colonias urbanas, les ofrecía un refugio en las largas vacaciones de verano, manteniéndolos entretenidos y acompañados. Además, los invitaba a ser parte de la Iglesia, a rezar y a formarse en los sacramentos, brindándoles un horizonte de sentido.
Aunque es indudable que en muchos espacios sigue presente, en muchos está casi totalmente ausente. No solo lo hemos visto en La Bandera, sino en muchas otras comunidades y barrios de Chile. Es urgente recuperar esa Iglesia activa y protagonista de la vida social, una Iglesia que ayuda a los más necesitados y que es, en sí misma, un ejemplo vivo del amor de Jesús para todos.