Líneas rojas en educación
Admin02 | Publicado el |
Hace pocos días la OCDE publicó el informe “Panorama de la Educación 2022”, dentro del cual se analizan varias estadísticas comparativas a nivel internacional respecto al impacto de la pandemia. Uno de los que más llama la atención, lamentablemente, es el primer lugar que ocupa Chile en días de cierre total de escuelas (entre quinto y octavo básico), con 147 en 2020 y 112 en 2021. Esto refleja un grave problema respecto a la falta de consensos básicos en materias extremadamente delicadas para el desarrollo del país. Ejemplo de ello es la acusación constitucional que la oposición impulsó el 2021 contra el ministro de educación de la época debido a una supuesta “obsesión” por la reapertura de los establecimientos educacionales. Pero lo que realmente estaba detrás de la urgencia por reabrir las escuelas era el devastador impacto que la falta de clases presenciales tiene en los aprendizajes, la profundización de la desigualdad educativa y el aumento de la deserción escolar.
Esto es dramático si pensamos en las gigantescas brechas que Chile ya tenía antes de la pandemia entre estudiantes de mayores y menores recursos (de aproximadamente 3 años de diferencia) y los bajos resultados en calidad (los resultados de la prueba PISA 2015, y que fueron confirmados por la de 2018, mostraban que sólo el 1,2% de los chilenos obtuvo rendimiento de excelencia en Ciencia, versus un 7,7% de promedio de la OCDE).
Una de las lecciones que podemos obtener es que el objetivo de ser oposición no puede ser recuperar el poder a cualquier costo. Sacrificar la educación de millones de estudiantes, especialmente los más vulnerables (quienes han sido por lejos los más perjudicados por el cierre de escuelas), debe transformarse en una línea roja que la batalla política no puede nunca más volver a cruzar. El nuevo pacto social que necesitamos nos exige llegar a consensos mínimos que nos permitan prosperar en paz y unidad.
Tomás Mandiola
Director Regional Los Ríos