Alerta roja en educación parvularia

“La educación es la herramienta más poderosa con la que puedes cambiar el mundo”, decía en abril del 2002 el ese entonces ex presidente Nelson Mandela. Quizás es excesivo depositar en ella tamañas expectativas, pero sin duda que juega un rol crucial para equiparar la cancha y avanzar hacia un país con verdadera igualdad de oportunidades. Lamentablemente, estamos viviendo una crisis educacional gravísima como bien muestran los niveles de deserción escolar, ausentismo grave y retraso en los aprendizajes de nuestros estudiantes.

Como ya es sabido, la deserción escolar llegó este año a más de 50.000 estudiantes, sumándose a los casi 220.000 que ya están fuera del sistema. La inasistencia también se ha disparado a cifras récord, con un 39% del país con inasistencia grave, el doble que en un año normal. Y en parvularia es aún peor: el primer semestre, en prekínder y kínder hubo un 64% de estudiantes con inasistencia grave.

Esto es verdaderamente dramático si tomamos en consideración que la educación inicial es por lejos la etapa más determinante en el desarrollo de una persona y en la que realmente podemos emparejar la cancha (los datos del Estudio de Lectura de 4to básico muestran que a los 10 años la desigualdad ya se ha consolidado y sólo aumenta con el paso de los años). 

Y en nuestra región la situación es aún más preocupante, como reconoció la misma subsecretaria del ramo hace unas semanas. La asistencia promedio en educación parvularia no superó el 40% (las salas cunas han tenido una asistencia del 35,77% y el nivel medio un 32,76%).

 Si queremos tomarnos en serio este desafío debemos dejar las diferencias de lado, trabajar en conjunto y poner todo de nuestra parte, desde las familias, la sociedad civil y las actuales autoridades, para salir adelante. Continuar con un clima de polarización y enfrentamiento (como ocurrió con el Gobierno anterior cuando intentaba abrir las escuelas) solo profundizará esta catástrofe social y educacional.